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Un agente de IA es un programa autónomo o semiautónomo de inteligencia artificial que automatiza procesos, percibe su entorno a través de sensores (físicos o virtuales), y actúa sobre ese entorno para lograr objetivos concretos. Las principales características de un agente de IA son su autonomía y adaptabilidad. O sea, es su capacidad para tomar decisiones y realizar acciones sin intervención humana continua. Además, puede adaptarse a nuevas situaciones gracias a mecanismos de aprendizaje y razonamiento. Pueden existir agentes de IA en distintos entornos: videojuegos (personajes no jugadores que actúan de forma inteligente), sistemas de logística (donde administran rutas de transporte) o incluso como asistentes virtuales que toman acciones proactivas basadas en reglas y datos (por ejemplo, programar tareas en el calendario). No todos los agentes de IA tienen una interfaz conversacional; algunos funcionan “tras bambalinas”, monitoreando datos y ejecutando acciones (por ejemplo, un bot que automáticamente compra y vende acciones en la bolsa siguiendo algoritmos de IA).